INTRODUCCIÓN
Con frecuencia los hombres tienen ideas equivocadas acerca de Dios. Unos piensan que Dios no se preocupa del mundo que creó, pues parece vivir alejado de nuestras realidades. Otros se imaginan que Dios es un juez severo, que lleva cuenta estricta de nuestras culpas para castigarnos aquí en la tierra o cuando estamos ante su presencia.
Otros piensan que Dios existe y que es bueno, pero que solo debemos acudir a él cuando tenemos problemas insolubles, y que ya resueltos podemos olvidarlo por completo. Finalmente hay otros que simplemente niegan la existencia de Dios: se llaman ateos.
ENSEÑANZA
Si leemos la Biblia, encontramos enseñanzas muy bellas acerca de Dios. De modo especial subrayamos la frase que escribió San Juan en la primera de sus cartas y que repite dos veces: “Dios es amor” (1Jn. 4,8.16). ¿Pero que es amor?, ¿en que consiste el amor? Leamos:
“En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida por nosotros” (1 Jn. 3,16).
“El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás” (1 Cor. 13, 4-8).
Se podría decir que estos son los atributos de Dios. Estas palabras resumen todo el misterio de Dios y su relación con nosotros. Dios es un misterio de amor, es un padre amoroso, es un hijo que por amor vino al mundo, es un Espíritu que comunica su amor a todas las criaturas.
Ese Dios nos ama. Por amor nos creó. El libro de la sabiduría dice que si Dios hubiese aborrecido algo, no lo hubiera creado (ver Sab. 11,24).
DIOS ES PADRE
Para hacernos comprender el amor de Dios, la Biblia le da nombres familiares a nuestra experiencia como: Padre, Madre, Esposo, Amigo, Pastor.
El nombre de padre aparece en el Antiguo Testamento, pero fue Jesús quien mas lo usó y quien enseño a sus discípulos a decir la palabra “Abbá” que significa Papá cuando fuesen a orar, como por ejemplo en el Padre Nuestro (ver Mt. 6, 9-13). Pablo también nos enseñó que Dios es Abbá, Padre (ver Rom. 8, 15).
Ser discípulos de Jesús es atreverse a dar a Dios el nombre de Padre y a tutearlo confiadamente. También el amor de Dios se compara con el de una madre que es incapaz de olvidarse de los hijos que llevó en sus entrañas (ver Isaías 49, 13-16).
Se puede comparar también ese amor divino al amor de un esposo (ver Isaías 54, 5-7) que está totalmente enamorado de su esposa, o al de un amigo que se sacrifica por su amigo (ver Jn. 15, 13-14. 15b), o al de un pastor que busca sus ovejas y no descansa hasta encontrarlas (ver Mt.18, 12-14; Ezequiel 34, 6-7).
UN AMOR TIERNO Y MISERICORDIOSO
Si deseamos expresar como es el amor de Dios, no encontramos palabras para lograrlo a cabalidad; su amor supera nuestro vocabulario. Podemos decir, como en el libro del Éxodo que “Dios es misericordioso y clemente, tardo a la cólera, rico en amor y fidelidad” (Ex. 34,6). O como San Pablo podemos exclamar que ese amor supera todas las dimensiones y que nada nos puede separar de él (ver Rom. 8, 31-39).
Ese amor que Dios nos tiene es gratuito, pues Dios nos ama antes de que nosotros le amemos a El. Como dice San Juan: “Dios nos amo primero” (Jn. 4, 10) y nos hizo sus hijos. El deber elemental de un hijo es amar al padre que le da la vida, oír sus palabras, y hablarle expresándole sus necesidades y diciéndole su amor, su alabanza, y su gratitud. Es lo que deseamos proponerte: que leas la Biblia y que oreas con devoción de hijo a tu Padre y Creador.
LA REVELACIÓN DE DIOS
Para profundizar este tema del amor de Dios te sugerimos leer y meditar los siguientes textos Bíblicos:
“Dice Yavé, tu creador, Jacob, tu plasmador, Israel. No temas, que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tu eres mío. Si pasas por las aguas, yo estoy contigo; si por los ríos, no te anegarán. Si andas por el fuego, no te quemaras no la llama arderá en ti. Por que yo soy Yavé tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador…Eres precioso a mis ojos, eres estimado y yo te amo” (Isaías 43, 1-4).
“Dice Sión: Yavé me ha abandonado, el Señor se ha olvidado de mi. ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues, aunque esas llegasen a olvidar, yo no te olvido. Míralo, en las palmas de mi mano te tengo tatuada, tus muros están ante mi perpetuamente (Isaías 49, 14-16).
Otros textos para consultar:
Isaías, 54, 6-10; Ezequiel 34, 11-16; Oseas 11, 1-4; Juan 3, 16-17; Romanos 8, 35. 38-39; 1 Juan 4, 8-10.
PARA PROFUNDIZAR
Para profundiza hazte las siguientes preguntas que güíen tu reflexión:
• ¿Quién es Dios para ti?
• ¿Qué piensa la gente acerca de Dios?
• ¿Cómo has experimentado el amor de Dios en tu vida?
• ¿Oras con frecuencia?
• ¿Quién es Dios para ti?
• ¿Que palabras empleas cunado hablas con tu Padre Celestial?
• ¿Lees la Biblia con frecuencia y la meditas?
Con frecuencia los hombres tienen ideas equivocadas acerca de Dios. Unos piensan que Dios no se preocupa del mundo que creó, pues parece vivir alejado de nuestras realidades. Otros se imaginan que Dios es un juez severo, que lleva cuenta estricta de nuestras culpas para castigarnos aquí en la tierra o cuando estamos ante su presencia.
Otros piensan que Dios existe y que es bueno, pero que solo debemos acudir a él cuando tenemos problemas insolubles, y que ya resueltos podemos olvidarlo por completo. Finalmente hay otros que simplemente niegan la existencia de Dios: se llaman ateos.
ENSEÑANZA
Si leemos la Biblia, encontramos enseñanzas muy bellas acerca de Dios. De modo especial subrayamos la frase que escribió San Juan en la primera de sus cartas y que repite dos veces: “Dios es amor” (1Jn. 4,8.16). ¿Pero que es amor?, ¿en que consiste el amor? Leamos:
“En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida por nosotros” (1 Jn. 3,16).
“El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás” (1 Cor. 13, 4-8).
Se podría decir que estos son los atributos de Dios. Estas palabras resumen todo el misterio de Dios y su relación con nosotros. Dios es un misterio de amor, es un padre amoroso, es un hijo que por amor vino al mundo, es un Espíritu que comunica su amor a todas las criaturas.
Ese Dios nos ama. Por amor nos creó. El libro de la sabiduría dice que si Dios hubiese aborrecido algo, no lo hubiera creado (ver Sab. 11,24).
DIOS ES PADRE
Para hacernos comprender el amor de Dios, la Biblia le da nombres familiares a nuestra experiencia como: Padre, Madre, Esposo, Amigo, Pastor.
El nombre de padre aparece en el Antiguo Testamento, pero fue Jesús quien mas lo usó y quien enseño a sus discípulos a decir la palabra “Abbá” que significa Papá cuando fuesen a orar, como por ejemplo en el Padre Nuestro (ver Mt. 6, 9-13). Pablo también nos enseñó que Dios es Abbá, Padre (ver Rom. 8, 15).
Ser discípulos de Jesús es atreverse a dar a Dios el nombre de Padre y a tutearlo confiadamente. También el amor de Dios se compara con el de una madre que es incapaz de olvidarse de los hijos que llevó en sus entrañas (ver Isaías 49, 13-16).
Se puede comparar también ese amor divino al amor de un esposo (ver Isaías 54, 5-7) que está totalmente enamorado de su esposa, o al de un amigo que se sacrifica por su amigo (ver Jn. 15, 13-14. 15b), o al de un pastor que busca sus ovejas y no descansa hasta encontrarlas (ver Mt.18, 12-14; Ezequiel 34, 6-7).
UN AMOR TIERNO Y MISERICORDIOSO
Si deseamos expresar como es el amor de Dios, no encontramos palabras para lograrlo a cabalidad; su amor supera nuestro vocabulario. Podemos decir, como en el libro del Éxodo que “Dios es misericordioso y clemente, tardo a la cólera, rico en amor y fidelidad” (Ex. 34,6). O como San Pablo podemos exclamar que ese amor supera todas las dimensiones y que nada nos puede separar de él (ver Rom. 8, 31-39).
Ese amor que Dios nos tiene es gratuito, pues Dios nos ama antes de que nosotros le amemos a El. Como dice San Juan: “Dios nos amo primero” (Jn. 4, 10) y nos hizo sus hijos. El deber elemental de un hijo es amar al padre que le da la vida, oír sus palabras, y hablarle expresándole sus necesidades y diciéndole su amor, su alabanza, y su gratitud. Es lo que deseamos proponerte: que leas la Biblia y que oreas con devoción de hijo a tu Padre y Creador.
LA REVELACIÓN DE DIOS
Para profundizar este tema del amor de Dios te sugerimos leer y meditar los siguientes textos Bíblicos:
“Dice Yavé, tu creador, Jacob, tu plasmador, Israel. No temas, que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tu eres mío. Si pasas por las aguas, yo estoy contigo; si por los ríos, no te anegarán. Si andas por el fuego, no te quemaras no la llama arderá en ti. Por que yo soy Yavé tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador…Eres precioso a mis ojos, eres estimado y yo te amo” (Isaías 43, 1-4).
“Dice Sión: Yavé me ha abandonado, el Señor se ha olvidado de mi. ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues, aunque esas llegasen a olvidar, yo no te olvido. Míralo, en las palmas de mi mano te tengo tatuada, tus muros están ante mi perpetuamente (Isaías 49, 14-16).
Otros textos para consultar:
Isaías, 54, 6-10; Ezequiel 34, 11-16; Oseas 11, 1-4; Juan 3, 16-17; Romanos 8, 35. 38-39; 1 Juan 4, 8-10.
PARA PROFUNDIZAR
Para profundiza hazte las siguientes preguntas que güíen tu reflexión:
• ¿Quién es Dios para ti?
• ¿Qué piensa la gente acerca de Dios?
• ¿Cómo has experimentado el amor de Dios en tu vida?
• ¿Oras con frecuencia?
• ¿Quién es Dios para ti?
• ¿Que palabras empleas cunado hablas con tu Padre Celestial?
• ¿Lees la Biblia con frecuencia y la meditas?